Nací hace más de 70 años. Nunca pretendí ser modesta ni discreta, pues me parieron con aires de grandeza y mucho esfuerzo. Aun así, cuando nací estaba bastante sola, un poco alejada de la vida más intensa. Nací para ser el centro de una ciudad nueva que crecía... tal vez, para crecer con ella, tal vez para animarla a crecer. Nací hermosa, mi padre era un artista y me llenó de belleza al nacer, me engalanó con caballos, con hermosas mujeres... me preparó para que el agua me diera vida eternamente. Me llenó de simbolismo, de mitología. Y vi crecer la ciudad a mi alrededor, vi alzarse edificios, vi caer otros, nací casi de la tierra y ahora me sustento sobre asfalto y un bello paseo, orlado de verde césped. Ya no soy centro de la ciudad. No lo fui al nacer ni sé si alguna vez lo he sido. Me hablan de otras fuentes de vida que hay ahora a las que llaman centros comerciales y no sé de que me hablan. Pero yo he albergado a mis pies hogueras. Ellos seguro que no. Puede que yo no sea centro de nada. Pero creo que en esta ciudad me siguen amando. Cuando hay fiestas, siempre vienen a verme. Yo a los alicantinos siempre los veo felices. Los jueves santos me rodea un enorme grupo de gentes que llevan sobre sus hombros una hermosa imagen de una cena en la que se percibe un amor inmenso. Cuando llegan las hogueras a mi alrededor se reúnen miles de personas con bellos trajes, bandas de música, enromes conjuntos florales. Yo les infundo fuerzas y empiezan a caminar. Y que decir de esos mediodías veraniegos también de hogueras, cuando todo Alicante parece venir a verme y no les importa sudar y pasar calor con tal de estar a mi lado. ¿Por qué? Porque durante toda la mañana me han estado vistiendo unos hermosos collares de pólvora que a las dos en punto se transforman en melodía de truenos. Tendríais que ver a los alicantinos, como se les va iluminando la cara, como el ruido les desata una sonrisa que se les desborda del rostro. Cuan felices son en ese momento. Es cierto que mis amadas palomas salen huyendo de mi cuando empieza el ruido, pero enseguida vuelven, que yo las quiero y les doy cobijo en cuanto el olor a pólvora se va, aunque entre mis recovecos de hormigón siempre guardo un poco de ese olor, para que me dure hasta el año siguiente. Y como olvidar las caras de asombro que ponen los niños el cinco de enero cuando vienen junto a mi a esperar el paso de los Reyes Magos. Desde aquí arriba veo todo Alfonso el Sabio repleto de padres y abuelos que aúpan a los nanos para que puedan ver el paso de sus majestades, que han venido desde oriente cargados de regalos. Y claro, han pasado a verme. Aunque creo que sin duda el momento más hermoso que vivo es cuando el equipo de los alicantinos, el Hércules, consigue alguna victoria importante. Entonces vienen miles y miles de personas con camisetas blanquiazules, banderas, bufandas y se meten dentro de mi, me trepan, me abrazan... ¡hasta me visten con sus banderas! Reconozco que a veces me han hecho daño, porque se emocionan y son un poco brutos, pero es que se les ve tan felices. Y yo me siento como... supongo que como se sienten ellos cuando se abrazan y se besan en noches de amor. Hace mucho que no vienen. De vez en cuando en vez de venir ellos vienen otros, con banderas blancas unos, con azulgranas otros. No les tengo tanto cariño, porque no siento nada por ellos, pero les dejo que estén. Admito que vienen a mi porque son alicantinos y eso me hace esbozar una sonrisa consentidora. Pero estoy deseando que vuelvan los herculanos, que son los que me aman de verdad. Ya veis, quizá no sea el centro de nada, pero los alicantinos, cuando son más felice4s, lo comparten conmigo. Últimamente he estado un poco deteriorada y me han hecho un lifting, me han puesto maquillaje y me han arreglado un poquito, aunque no lo han debido hacer muy bien porque enseguida he perdido el color que me dieron. Poco me importa, lo único que quiero es seguir siendo centro de la felicidad alicantina, seguir viendo a la gente a mi alrededor sonriendo, que me abracen vestidos de azul y blanco, que me besen, que me perfumen de pólvora, que me vistan de flores, que las palomas sigan bebiendo de mis aguas, que los alicantinos al verme, recuerden siempre un momento en que han sido felices. Y la esperanza de volver a serlo.
como todo lo hagas igual q escribes, eres el puto amo ; Muchas Gracias en nombre de Luceros por tus lineas
Sin duda algo expectacular...porque no pense en Luceros para mi nick? que lastima! unas lineas espectaculares ¡BRAVO!
UFFFF EMOCIONANTE! Me ha gustado muchísimo! Me siento orgulloso de ser Alicantino y amar a la plaza de lo sluceros jajaja :aplauso:
tio, genial. para mi los luceros es mi segunda casa ya que me he criado entre luceros y marva, cuando todavia se podia jugar en las calles y los parques.
Impresionante, reflejas muchos sentimientos de los alicantinos en tu escrito, vivimos muchas emociones y muchos actos alrededor de esta emblematica fuente. AHORA MAS QUE NUNCA: LUCEROS TE QUEREMOS.
increible!! eres el amo!! ole!! :aplauso: :aplauso: :aplauso: :aplauso: :aplauso: :aplauso: :aplauso: :aplauso: :aplauso: :aplauso: :aplauso: :aplauso: :aplauso: :aplauso: :aplauso: :aplauso: :aplauso: :aplauso: :aplauso: :aplauso: :aplauso: :aplauso: :aplauso: :aplauso: :aplauso: :aplauso: :aplauso: :aplauso: :aplauso: :aplauso: :aplauso: :aplauso: :aplauso: :aplauso: :aplauso: :aplauso:
